Carolina Marín ya ha vuelto a casa tras quedar segunda clasificada en el abierto de Dinamarca, después de siete meses sin competición, y la campeona olímpica ha reflexionado sobre los errores en esa final contra la japonesa Nozomi Okuhara: “Sinceramente ese segundo puesto me ha sabido a poco porque las sensaciones durante el torneo tampoco han sido las mejores, y vuelvo con un mal sabor de boca”.  
 
Por eso, la onubense y su equipo encabezado por Fernando Rivas ha decidido participar la próxima semana en Alemania en el Saarlorlux Open en Saarbrücken, un Master 100 de categoría menor donde no acudirán ninguna de las diez primeras clasificadas del ranking mundial, salvo Carolina. 
 
El objetivo es seguir mejorando los cambios que ha introducido en los entrenamientos, tanto en defensa como en el ataque, hasta ahora el punto fuerte de la campeona olímpica. “Quiero ver qué tal están funcionando las cosas y esos riesgos que estamos entrenando”, explicó Carolina en un encuentro en Madrid con unos cuantos medios de comunicación. 
 
Carolina Marín ha asegurado que personalmente no atraviesa por un buen momento tras la muerte de su padre, y que esa falta de confianza se está notando en los partidos. Una faceta, la psicológica, que siempre ha sido su mayor virtud, y que ahora pretende reforzar: “Esa confianza en el juego es lo que me está faltando y lo que necesito construir en este camino". 
 
Después de Alemania se tomará unos días libres para volver a Huelva y desconectar en la playa y con la familia. Los torneos importantes volverán a partir del 12 de enero de 2021 con tres competiciones seguidas (dos Masters 1000 y un World Tour Final) en una burbuja que se va a crear en Tailandia. 
 
El objetivo de Carolina Marín en 2021 está muy claro: volver a ser campeona olímpica el verano en Tokio y campeona del mundo en diciembre en su ciudad natal, Huelva. En la final olímpica en Tokio no le importaría tener como rivales a dos de las mejores jugadoras japonesas: Okuhara o Yamaguchi 
 
El 15 de octubre hubo un cambio al frente de la presidencia de la Federación Española de Bádminton. David Cabello fue sustituido por Andoni Azurmendi, el presidente hasta entonces de la federación vasca, un relevo que la jugadora onubense ve con buenos ojos. “Con él se van a hacer muchos cambios que son necesarios para el bádminton española y cuenta con todo mi apoyo".