No ha sentado nada bien en Castilla-La Mancha la propuesta de división de los grupos de Segunda División B de tal manera en la que quedarían encuadrados en tres distintos. Los clubes de esta comunidad se oponen a distribuirse por separado y quieren jugar todos en el grupo II de Segunda División B. Ni siquiera contemplan jugar todos en el grupo IV, para lo que habría que mover a los murcianos. 
 
De prosperar su petición, la RFEF tendría que buscar alternativas para la confección de los grupos. Cambiar de grupo al Melilla e incluir a los extremeños sería una opción factible en el grupo IV de Segunda División, aunque habría que hacer cambios para poder integrar a los norteafricanos, ya que lo más lógico sería integrarlos también en la zona centro por cuestiones logísticas. 
 
Además, a todo esto hay que sumar el fallo del juez que obliga a la inscripción del Salamanca Athletic, que obligaría a que un grupo tuviera 21 equipos. La RFEF está intentando evitar por todos los medios tener que aceptar a este club salmantino.